domingo, 13 de abril de 2008

PUNTO BMP Nº10

Vanina Rodríguez Pazos nació en 1978, en Quilmes. Vive en Mar del Plata.

*
Pensaba.
En lo desarmado, construí
pero empecé pensando.
Los dibujos de las casas que se derrumban
dejando la pared delineada de ladrillos,
la pintura descascarada
de trasfondo siempre blanco:
hubo aquí la cocina, aquí una habitación,
la más grande o el living,
aquí el esqueleto de la bañera.
Aquello que ha caído se va perdiendo de a poco.
Ahí donde la orientación de los muebles,
ahora no sé.
Ahí donde la luz bajaría desde el balcón,
ahora no es.
Un día todo volverá a su lugar
ocupando espacios diferentes.
Será como romper una escultura femenina
y con cada parte concreta, desigual,
construir un camino.

*
Considerando que me mudaré
la canción llega
habría que dibujar una lista de cosas
una historia

podrían ser tantas, tantas cosas
los bigotes blanquitos de Sara
a trasluz de la ventana
qué hora es? hora de que Sara lleve
arrastrando con su bata
el sol desde la pieza
hasta la cocina de tostadas.

Considerando que me mudaré
la canción rueda
habrá que armar tantas llegadas.

Guardaría los ojos grises de las tardes
de los trenes en donde las hojas
ya son plumas en las vías

quién espera? quién estará
con su pelo volándose, esperando?

Considerando que me mudaré
lleno la maleta de nombres
la canción suena.

Suena a que me llevaré
un cielo de barriletes celestes,
amores de las siete en punto
y un parque de nubes soplando
como el polen entre los besos.

*
Nadie en el pasillo
y papel picado en el ascensor.
Silencio en los departamentos
sin vacaciones,
sin filtraciones.
El perro en el noveno ladra
solo.
A veces el portero barriendo acerca el oído al 4ºB
y escucha cómo es que la canilla gotea si…
El invierno se traduce.
Ya no hay hojas de otoño.
Podría encender un cigarrillo
en medio de la avenida.


Marina Yuszczuk nació en 1978, en Quilmes. Reside en Bahía Blanca. Es profesora de Letras por la Universidad Nacional del Sur. Publicó algunos de sus textos en Editorial Pastiche y Guía práctica de las mariposas por Cooperativa Editora El Calamar.



Entre amor y dolor hay una historia de amor y de dolor, no por casualidad se pertenecen mutuamente, no por nada resuenan. No son una moneda sobre la que acuñaron emociones, una de cada lado, que si se tira cae sobre una sola de las caras y es lo que toca, no. Ese giro en el aire y la caída tensaría el momento de la espera pero daría a la larga una solución simple. Mirar con devoción ojos cercanos que de la misma forma miran o parecen mirar pero saber que siempre dicen otra cosa, que esos ojos no saben por ejemplo que en el preciso momento en que estos ojos los miran se preguntan, al mismo tiempo que constatan la profundidad, tan fríamente se preguntan, ¿cuánto durará?





Se busca: mejor manera para lastimar a alguien, lastimar menos, lastimar más y más definitivamente con la ventaja extra de un final bien cerrado y de la honestidad, en lugar de la usual vaguedad que hiere menos, sí, pero ilusiona, que es una forma también de la mentira, ¿hay moral? Esta especulación también es parte del lenguaje amoroso, el dolor en la panza no de las mariposas sino de algo que debe terminar.





¿Estás ahí? Eso quiero saber nada más, es como si estuvieras en el espacio adentro de una nave, en un lugar igual de lejos y de incierto. No sé lo que no veo. Nunca fue fácil esto de contarnos cosas por teléfono y ver que cada uno estaba haciendo se estaba moviendo en un lugar del mundo que no era el mismo y creer que eso pasaba y creer además que estamos juntos cuando no literalmente y esperar. Escribí ese mensaje pero no lo mandé porque se entiende cuando la pregunta es una queja, cuando si la respuesta fuera “estoy acá” yo lloraría de todas maneras porque eso quiere decir “no estás acá”. No me explico del todo, lo cierto es que escribí ese mensaje y lo leí y ahora lo pongo acá para ver las palabras que decían que lo que me estaba molestando era la incertidumbre y la distancia. Si digo la verdad, debo ser yo la que está en una nave en el espacio, no sé por qué te pongo a vos en un lugar oscuro y frío y solitario, cuando la que se siente así soy yo.





Esos nenes y nenas que eran los hijos de los hombres que amé, ¿yo tenía que amarlos? ¿tengo que amarlos? Mirarlos y que estén, nada más hace falta para querer a un nene si se quiere a alguien que los quiere, y escuchar las historias de padres orgullosos ver el amor en la cara de alguien que se quiere yo podía haber sido parte de esas vidas y ellos de la mía nos podíamos haber querido, con lo celos también, con las madres celosas y las esperas largas y la ausencia con estar escondidos para cuidar el corazón de esos nenitos con las prioridades dolorosas y el amor compartido y el deseo algún día de llevarlos a alguna parte de la mano y hacerlos reír, de un poema de amor para ellos también, que fueron parte.





Esperá, ¿la persona con la que fui a una fiesta y la persona con la que volví coinciden en qué punto, son la misma persona o no lo entiendo? La observación de la actitud grupal de tu facilidad de deslizarte en el grupo y contar que una vez hiciste esto que si pasara tal cosa hubieras hecho eso que no te parece mal que si hicieras tal cosa no se te movería un pelo tu cara transformada por lo que estás diciendo caras que no había visto alguien que no me gusta un ataque de angustia voy a querer saber si es verdad a la vuelta cuando estés en mi cama voy a preguntarte con quién duermo no voy a dormir tratando de superponer las caras nuevas con esas otras caras esas otras palabras que me hicieron prenderme de vos, las cosas básicas: el miedo de que seas una persona de que no te conozca.





Tantas palabras para decir no, tantas palabras, una hora al teléfono para explicar con palabras que sobran algo que no se entiende mientras velar en lo posible aquello que más duela para decir no, cuántos segundos dura decir no, entonces vienen las preguntas los reclamos pero sabés pero esto no lo digo no sos mi padre confesor no estoy postrada de rodillas con la cabeza caída enumerando cosas que no son mis pecados sólo estoy esperando que termine esta conversación que gira sobre nada pero con tantas muchísimas palabras cuando lo único que el uno quiere es decir un gran no y lo que el otro está haciendo es poner más palabras para seguir escuchando una voz sólo seguir escuchando una voz porque cortar el llamado es cortar definitivamente eso es cortar poner silencio excluir las palabras matar algo no estar más en contacto no ser ya dos personas que incluso en la separación seguirán siendo una pareja que se está separando.